Depresión

Todas las personas se sienten tristes o decaídas de vez en cuando, pero estos sentimientos suelen desaparecer en poco tiempo. La depresión es diferente: se trata de un trastorno mental caracterizado fundamentalmente por un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza, asociados a alteraciones del comportamiento, del grado de actividad y del pensamiento; además, es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma muy importante a la carga mundial general de morbilidad. 

Puede causar síntomas graves que afectan cómo se siente, piensa y coordina actividades diarias como dormir, comer o trabajar. Es una enfermedad que puede afectar a cualquier persona, sin importar la edad, la raza, los ingresos, la cultura o el nivel educativo.

Síntomas:

Los síntomas de la depresión evolucionan habitualmente de forma gradual a lo largo de días o semanas y pueden ser muy variables. Por ejemplo, una persona que se está deprimiendo puede mostrarse aletargada y triste, o irritable y ansiosa.

Aunque no todas las personas con depresión padecen los mismos síntomas, son habituales los siguientes signos:

  • sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o “vacío”;
  • desesperanza o pesimismo;
  • irritabilidad, frustración o intranquilidad;
  • sentimientos de culpabilidad, inutilidad o impotencia;
  • pérdida de interés o placer en las actividades;
  • fatiga, disminución de energía o sensación de que está más lento;
  • dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones;
  • dificultad para dormir, despertarse temprano en la mañana o dormir demasiado;
  • cambios en el apetito o en el peso sin haberlos planificado;
  • dolores y molestias, dolor de cabeza, calambres o problemas digestivos sin una causa física aparente, o que no se alivian ni con tratamiento;
  • intentos de suicidio o pensamientos sobre la muerte o el suicidio.

  • Causas:

    Salvo algunos casos de depresión asociada a enfermedades orgánicas (enfermedad de Parkinson, tuberculosis, etc.), la depresión se produce generalmente por la interacción de unos determinados factores biológicos (cambios hormonales, alteraciones en los neurotransmisores cerebrales como la serotonina, la noradrenalina y la dopamina, componentes genéticos, etc.), con factores psicosociales (circunstancias estresantes en la vida afectiva, laboral o de relación) y de personalidad (especialmente, sus mecanismos de defensa psicológicos).

    ¿Sabías que...?  La depresión implica más aspectos que el de sentirse triste de manera permanente: la persona se siente inútil y culpable, pierde interés en lo que habitualmente le resultaba placentero o satisfactorio, sufre trastornos del sueño y pérdida o ganancia de peso.

    Tipologías:

    Las depresiones pueden diagnosticarse de manera sencilla en tres tipos: 
    1. Trastorno depresivo mayor, las personas están deprimidas la mayoría de los días durante 2 semanas por lo menos y suelen presentar un aspecto triste y abatido.
    2. Trastorno depresivo persistente (distimia), a menudo incluye síntomas de depresión menos graves que duran mucho más tiempo, generalmente por lo menos durante 2 años.
    3. Trastorno bipolar, se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo, que puede oscilar de momentos de alegría extrema o máxima energía (por ejemplo, manía) a estados de ánimo muy bajos (por ejemplo, depresión) y viceversa.
    Sin embargo, también existen otras variaciones como la depresión postparto, que ocurre cuando una mujer sufre un episodio de depresión grave dentro del primer mes después del parto o el trastorno afectivo estacional, que aparece durante el invierno, cuando disminuyen las horas de luz solar, y suele desaparecer en primavera y verano.

    Tratamiento:

    El tratamiento ideal de la depresión dependerá de las características específicas del subtipo de depresión y será, como siempre, personalizado, por lo que es fundamental una adecuada relación médico-paciente. Básicamente, el tratamiento se compone de psicoterapia y farmacoterapia.

    Con la psicoterapia, se ofrece seguridad, confianza, comprensión y apoyo emocional; se intentan corregir los pensamientos distorsionados; se explica el carácter temporal y se desdramatiza la situación; se consigue la participación del paciente en el proceso curativo y, por último, se enseña a prever las posibles recaídas.

    Como tratamiento farmacológico se utilizan antidepresivos, ansiolíticos y otros fármacos coadyuvantes, como las hormonas tiroideas, el carbonato de litio o psicoestimulantes.

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