Esquizofrenia

La esquizofrenia es una enfermedad mental grave que afecta la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. Las personas con esquizofrenia pueden parecer como si hubieran perdido el contacto con la realidad, lo que puede ser angustioso para ellas, sus familiares y amigos. 

Precisamente por su carácter deteriorante, y porque se observó que se iniciaba en edades muy tempranas, se la denominó «demencia precoz» durante un tiempo. Luego se sustituyó esta denominación por la de esquizofrenia, como la llamamos actualmente, y que etimológicamente significa «mente escindida». Con este término, se quería subrayar las alteraciones en el pensamiento que presentan estos pacientes.

Síntomas:

Aunque la gravedad y las características de los síntomas varían entre las diferentes personas que padecen esquizofrenia, los síntomas suelen ser suficientemente graves para interferir con la capacidad laboral, las interacciones sociales y el autocuidado.

Se caracteriza por la existencia de pérdida de contacto con la realidad (psicosis), alucinaciones (por lo general consistentes en oír voces), falsas creencias firmemente sostenidas (delirios), alteraciones del pensamiento y de la conducta, reducción en la expresión emocional, disminución de la motivación, deterioro de la función mental (cognición) y problemas para desenvolverse en la vida de cada día, incluyendo el deterioro del trabajo, las relaciones sociales y el cuidado de uno mismo.

¿Sabías qué...? Alrededor del 5-6% de las personas con esquizofrenia se suicidan.

Causas:

Se desconoce la causa exacta de la esquizofrenia, pero es posible que tenga que ver con una combinación de factores genéticos y ambientales y de la alteración de las sustancias químicas y las estructuras del cerebro. 

  • Genética. A veces, la esquizofrenia es hereditaria. Sin embargo, solo porque alguien en una familia tiene esquizofrenia, no significa que otros miembros de esta también la tendrán. 

  • Ambiente. Las investigaciones sugieren que una combinación de factores genéticos, aspectos del entorno y las experiencias de vida de una persona pueden desempeñar una función en el desarrollo de la esquizofrenia. Estos factores ambientales pueden incluir vivir en la pobreza, entornos estresantes o peligrosos y exposición a virus o problemas nutricionales antes del nacimiento.
  • Estructura y función del cerebro. Hay investigaciones que muestran que es más probable que las personas con esquizofrenia tengan diferencias en el tamaño de ciertas áreas del cerebro y en las conexiones entre las áreas que lo conforman. 

Tratamiento:

Actualmente la esquizofrenia se trata fundamentalmente con determinados medicamentos, denominados neurolépticos o antipsicóticos, que tienen la capacidad de corregir desequilibrios de los neurotransmisores.

Se diferencian dos tipos de antipsicóticos: los clásicos (como la clorpromazina, el haloperidol o la tioridazina) y otros más recientes que se llaman neurolépticos atípicos (clozapina, risperidona, olanzapina, ziprasidona o quetiapina). Estos últimos tienen la ventaja de producir menos efectos secundarios.

En general, la psicoterapia no disminuye los síntomas de la esquizofrenia. No obstante, la psicoterapia puede ser útil para establecer una relación de colaboración entre la persona afectada, sus familiares y el médico. De este modo, la persona aprende a comprender y manejar mejor su trastorno, a tomar los fármacos antipsicóticos según lo prescrito y a controlar las situaciones estresantes que puedan agravar su enfermedad.

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